Pescadores / El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo

Muy triste fue el momento de comunicar la suspensión de la salida de pesca organizada para el último fin de semana agosto. Nos íbamos a reencontrar con el ya amigo José Victoria y su familia después de más de dos años sin vernos. Claro, ahora sería en su nuevo pesquero “Loma Alta”.

El pronóstico nos tendía preparada una mala pasada y nos gritaba que se aproximaba la tradicional tormenta de Santa Rosa, y no se equivocó, como tampoco nosotros nos equivocamos en suspenderla. El diablo sabe por diablo pero mas sabe por viejo.

No fue hasta un mes después que nos dimos cita en la puerta de nuestra sede esperando ansiosos la partida nuevamente.

Con las expectativas de encontrar la laguna Hinojo Grande con ingreso constante de agua y entrados en el período de desove, sabíamos no entregarían fáciles los pejerreyes. Todas las estrategias y experiencias aplicadas para cumplir con el cometido.

Después de un viaje sin sobresaltos y haciendo una para en “La Perla del Oeste” llegamos al remozado pesquero que dista solo quinientos metros de la ruta. Proveeduría; parrillas y buena sombra es el marco de una amplia orilla que permite dispersar cómodamente a los pescadores.

En esta oportunidad cuatro equipos salimos embarcados a tentar la suerte y disfrutar lo que nos gusta, la pesca de flote con las magnéticas tres boyitas.

La pesca de orillas estuvo tan difícil como la de embarcado y por los portes no se quedó nada atrás contra esta alternativa.

Siempre recurrente y ya establecida la camaradería de todos quienes compartimos estas salidas de la rutina que tan necesarias son en estos días difíciles. Dar riendas sueltas a la alegría es una medicina que pocos recetan y tan necesaria es.

No podemos dejar de lado a la vedette de nuestras pescas que es la cena comunitaria alrededor de las brasas con carnes crujientes y vaya el aplauso para los asadores.

Mediciones; entrega de trofeos (pendiente) y palabra alusivas fueron antesala del banquete criollo que los compañeros sacrificados nos tiene acostumbrados.

Con el rocío en las espaldas y bien cenados regresamos pensando en planificar la próxima salida. Este regreso que cierra, es el inicio de una nueva propuesta.

¡Hasta la próxima salida de pesca!

Eduardo Piccone – Afil. nº 45.822