Hace 200 años José de San Martín cruzó Los Andes con la firme voluntad de convertir a toda América del Sur en un territorio libre de opresión.
Podría haber caído en un combate en las cercanías del Río de la Plata, tal vez al otro lado de la cordillera, o quizás en el Perú.
El Libertador Simón Bolívar podría haber caído en cualquier batalla de la Gran Colombia y el Mariscal Sucre en Bolivia, en el Perú o en las montañas de Berruecos, allá en Colombia, donde finalmente una bala asesina acabó con su vida.
San Martín, Bolívar, Sucre podían haber muerto en cualquier sitio de Nuestra América porque fueron patriotas de la Patria Grande.
Al igual que Ernesto Che Guevara en su tiempo, aquel joven voluntario dispuesto a defender al gobierno popular y revolucionario del presidente Jacobo Arbenz, asediado y luego derrocado por la intervención norteamericana en Guatemala.
Aquel joven médico que un año más tarde y en relación con el derrocamiento del gobierno de Juan Perón en Argentina, envía una carta a su madre -mujer decididamente antiperonista – en la que le dice: “Te confieso que la caída de Perón me amargó profundamente… por lo que significa para toda América, pues mal que te pese… Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está en el norte”.
Desde México y junto a Fidel, reflexionando acerca de las experiencias de Guatemala y Argentina señalan: “El camino de la lucha armada no es el camino que hayan escogido los revolucionarios, sino que es el camino que los opresores le han impuesto a los pueblos. Y los pueblos entonces tienen dos alternativas: o doblegarse o luchar”.
Similar disyuntiva a la que se enfrentaron en su tiempo, San Martín, Bolívar, Sucre.
Y así Cuba fue una nación libre.
Alguna vez dijo el Che Guevara: “Soy cubano y también soy argentino y si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamerica, me siento tan patriota de Latinoamérica , de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamerica sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie”.
Con su desbordante espíritu patriótico marchó a Bolivia para caer combatiendo por esa libertad que soñaba para todo el territorio de su Patria Grande.
El 9 de octubre de 1967 ordenaron desde el norte rematarlo. Su ejemplo de vida, su compromiso fraternal que destruía fronteras, la causa de los pueblos que abrazó con fervor, se hicieron gigantes.
Desde su forzado exilio, Juan Perón escribió en aquellos días: “Compañeros, con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto Che Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor”.
Héctor «Gringo» Amichetti
Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense