En esta semana el Presidente Macri ha definido en materia laboral, previsional y tributaria lo que llamó “reforma permanente”, y en realidad, no nos cabe duda debe llamarse por su nombre: AJUSTE PERMANENTE.
Pretenden ser mayoría y, como es habitual, a días del anuncio, debido a la manipulación de la información para “pulsar” a la opinión pública y a los distintos sectores sociales, no están claras las medidas propuestas. Pero sí su sentido.
Ajuste permanente sobre los trabajadores, los jubilados y los pobres, a favor de los muy ricos, los grandes empresarios, los especuladores. Ajuste permanente para sostener un modelo económico que no se puede sostener por sí mismo, que para sustentarse exige endeudarse también en forma permanente, encadenando a nuestro país al arbitrio del capital financiero transnacional.
Ya se sumaron a velocidad “record” más de 100.000 millones de dólares de deuda pública para financiar un déficit fiscal record, superior al 5% del PBI, y un déficit comercial también record (5.200 millones de dólares en los primeros 9 meses de este año). El déficit fiscal lo potenciaron con su política deliberada para hacer caer el consumo interno, fomentando la especulación financiera, reduciendo impuestos a los ricos. El déficit comercial lo exacerbaron con su política de apertura indiscriminada de las importaciones y de pagos de intereses por la deuda externa.
La reforma tributaria que hoy se propone profundizar, ya comenzó en el primer momento de este gobierno con las quitas o rebajas de retenciones a la minería, los granos, la soja, junto con el blanqueo de capitales y la baja de impuestos a los bienes personales para beneficiar a los grandes evasores, en especial a los familiares de destacados integrantes del Poder Ejecutivo.
La reforma laboral en la que hoy se insiste para precarizar el trabajo, ya arrancó con la puesta en marcha de pasantías, modificaciones en las condiciones de trabajo de algunas actividades, el “perfeccionamiento” de contrataciones fraudulentas encubiertas bajo el régimen monotrobutistas en una gran cantidad de empresas. El denominado “blanqueo laboral” tiene por objeto resolver la situación de muchos empresarios criminales, negando derechos a sus víctimas. Quieren reducir indemnizaciones y eliminar el acceso a la justicia para los trabajadores. Quieren, entre otros objetivos, sujetar la disponibilidad del trabajador al capricho del empleador, llevándose por delante la necesaria regulación de la Jornada Laboral. Pretenden que los acuerdos de empresa prevalezcan sobre las convenciones colectivas por actividad.
La reforma previsional también arrancó en 2016 con la malaventa, a precio vil, de las acciones del fondo de garantía del ANSES. Se plantea hoy una agresión desembozada contra nuestros jubilados, y una estafa para quienes les seguimos
Por supuesto, para nada se habla de resolver el problema de los precios imposibles de los alimentos, de la energía, o del brutal costo del dinero que el Banco Central promueve.
Así es difícil para los pobres alimentarse, traumático para la pequeña y mediana empresa o las familias financiarse, e imposible alcanzar las tasas de inflación que plantean en realidad para imponer topes a las paritarias, a nuestras remuneraciones, que es a lo único que les interesa poner tope.
Semejantes desequilibrios no se veían en la historia Argentina desde la Dictadura Militar o la catástrofe generada por los gobiernos de Menem y De la Rua, con la orientación de Domingo Cavallo, instructor del actual Presidente del Banco Central, Adolfo Sturzzeneger.
Hablan de gradualismo para hacer que se acepten medidas inaceptables, para imponer paso a paso un Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, destrucción de la industria nacional, flexibilidad laboral, desempleo y precarización laboral, salarios insuficientes.
Nuestra posición como Corriente Federal de los Trabajadores en la CGT es clara, está a la vista que no hay diálogo, sólo una maniobra para imponer a los trabajadores, a los pobres, al país condiciones imposibles de tolerar, con esquemas que ya fracasaron no solamente en Argentina, sino también en todo el mundo. Esta aventura encubre una recolonización, que se perfeccionará cuando los acreedores anuncien que es muy riesgoso seguir prestándole a la Argentina, que nuestro país y su gobierno deben sujetarse a las decisiones del capital financiero internacional.
Lo único que cabe por lo tanto, es poner un límite cierto, antes de fin de mes, a las consultas con el Gobierno, reanudar la sesión del Comité Central Confederal de la CGT tal cual se previó el 4 de octubre, definir reclamos, reiterar la exigencia de mantener los derechos laborales y previsionales, proteger la producción nacional y el trabajo de los Argentinos, lo que es defender la Soberanía Nacional, para llevar adelante el plan de lucha que nunca se debió postergar.
En tanto, la CORRIENTE FEDERAL DE TRABAJADORES, proseguirá con las consultas con todos los sectores sindicales, organizaciones de los trabajadores de la economía popular, de la pequeña y mediana empresa, bloques parlamentarios de la oposición, personalidades de la vida nacional e internacional, para garantizar la oposición al ajuste.