En Octubre (para nuestro calendario Noviembre) de 1917 triunfa la Revolución Rusa, hecho del que este martes 7 se cumplen 100 años. En un país militar, económica y políticamente devastado por la guerra (Rusia participó de la 1ª Guerra Mundial enfrentando a Alemania), se organiza un Estado a través de los soviets (consejos) de obreros, soldados y campesinos bajo la idea del comunismo.
Aparece un nuevo modo de producción contrario al capitalismo, y rápidamente genera el entusiasmo de muchos militantes sindicales y políticos de la época en todo el mundo. En Enero de 1918 El Obrero Gráfico –la revista de nuestro Sindicato por aquellos años– le dedica una nota a este acontecimiento donde se vuelcan en ella las grandes expectativas que generó la Revolución de Octubre. A continuación, a modo de homenaje la reproducimos.
El régimen obrero en Rusia
Para los sindicatos internacionalistas, como el nuestro, no puede ser indiferente un acontecimiento que eleva al proletariado auténtico a la, situación de regir por sí mismo todo lo relativo a la, producción, al cambio y al transporte, como se está operando y consolidando en Rusia, sin intervención de la clase capitalista, a la que no se le reconoce, ningún derecho en este sentido, después que por siglos realizó la más ignominiosa de las opresiones y explotaciones.
En Rusia se ha expropiado la tierra, las industrias, los bancos, las minas y los medios de transportes terrestres y marítimos. Es, pues, la expropiación a los capitalistas, realizada.
Es que así la riqueza natural del suelo unida al trabajo y a la inteligencia obrera, se pone al servicio y para el bienestar de todos, al revés de lo que hoy sigue ocurriendo en los demás países regidos por el sistema de explotación capitalista.
La expropiación de la tierra, de las industrias, bancos, ferrocarriles y transportes significa suprimir para el pueblo, toda la esclavitud económica servil y material, de que ha hecho gala el régimen capitalista cuya agonía empieza por la acción del proletariado ruso.
La expropiación de los llamados bienes de la iglesia y la abolición de los indebidos privilegios del clero, dan al pueblo la libertad de conciencia, y a la vez le privan de la pesada carga que le significaba el sostenimiento de cultos ridículos e innecesarios.
La abolición de las fuerzas militares, terrestres y marítimas, de policías y pesquisas, es la verdadera garantía para la más amplia libertad del pueblo, que, libre de trabas, encaminará su acción inteligente a perfeccionar el nuevo régimen social basado en la comunidad y en la libertad verdadera. Los millones que antes se gastaban en estos ramos, se invertirán ahora en fomentar las actividades inteligentes y culturales de esa gran nación, hoy más grande que ayer.
La delincuencia y la prostitución desaparecerán porque desaparecen las fuentes que las producían.
Después que Rusia obrera, establece el régimen colectivo, calificado de utópico hasta hoy, después de abatir el régimen capitalista con sus irreparables crímenes. Rusia arroja al muladar del olvido todos los instrumentos del crimen concebidos y aplicados –por la clase capitalista contra la vida humana; en una palabra– Rusia marcha al desarme absoluto, y provocará, con su ejemplo, ya a la vista, el desarme absoluto del mundo, imponiendo la paz permanente, a cuya sombra los pueblos se elevarán cada vez más después de tanto sufrir.
¿Es que un acontecimiento de tan suprema importancia para los futuros destinos de la clase obrera, no debería ser tomado en cuenta por un sindicato?
La Comisión General Administrativa le da la importancia que merece, al colocarle aquí y más que eso reclama de la asamblea un voto de adhesión a estos principios.
Al abandonar, Rusia, la guerra, ahorra a la humanidad millones de víctimas y de miserias, e indica a los otros pueblos el camino inteligente que ella ha tomado. Si algún mal pudiese resultar de esta conducta sólo sería contra la ambición criminal de los capitalistas todos, que ebrios de sangre no quieren la paz, sin importarle los infinitos sacrificios que imponen a sus pueblos engañados por mil artificiosas, declamaciones.
Demos, pues, obreros y obreras del arte gráfico, nuestro voto de adhesión a la admirable valentía del pueblo ruso, que en horas tan trágicas y difíciles supo levantar su frente y sacudir su esclavitud. Ayudemos a consolidar esa acción con nuestro voto.
La Comisión General Administrativa de la F.G.B.